Resulta bastante macabro
ofrecer a una dama el corazón,
prefiero entregar el alma,
pues dicen que hay otra vida
donde son moneda de cambio,
no quiero que vayas sin saldo.
La inviertes donde te plazca,
en pagar un desayuno entre estrellas,
visitar con billete de regreso el tártaro
o ampliar la finca del cielo,
aunque solo dé para media nube.
Tu decides que hacer con ella.