He perdido la cuenta
de cuantas veces deje tú
recuerdo
olvidado en la barra de algún
bar
de donde encontraba regreso,
volvía al pensamiento
sin pararse a preguntar
si yo quería recordar.
He perdido la cuenta
de las tumbas que abrí
donde enterrar este sentir,
aferrado a mí cuerpo y
mente
con el mismo rigor de la muerte,
pues deja gélido el
pecho
con tanto lamento
y suspiros por una ausencia
que solo consume mí tiempo.
He perdido la cuenta
porque no quiero aceptar
lo que en números sería evidente
y ni yo
me atrevería a
protestar,
por más que lo
intente
no voy a poderte olvidar.