Arrastro
una estúpida pena
entre
sombras y tinieblas,
para
que no se vean las cadenas
labradas
con mis vergüenzas.
Eslabón
a eslabón,
repican
en mis oídos
como
campanas en un entierro
que me
condena al olvido.
Eslabón
a eslabón,
tintinean
una triste melodía
que no
deja hueco a la alegría
y contagia
el corazón de melancolía.
Eslabón
a eslabón,
retienen
mí espíritu
en una
prisión de oscuridad,
de la
que no sé escapar.
Eslabón
a eslabón,
enloquecen
por completo mí mente,
silencian
mis pensamientos,
nublan
cualquier buen recuerdo.
Eslabón
a eslabón,
rememoran ausencias,
el sin sentido de una vida,
totalmente... Vacía.