Como gota sobre llanura líquida
que altera la calma, mata el vulgar reflejo,
crea un paisaje nuevo exultante en vida,
un no parar quieto donde todo es emoción,
brillos y sombras, subidas y caídas,
donde la tranquila nitidez desparece
y todo cobra una mágica perspectiva.
Así es el beso que diste a mí alma,
la caricia que traspaso todas las barreras
e hizo brotar en mí interior
un sentir
que más allá de
dejar huella, herida o cicatriz,
se hizo parte de mí, se fundió
con mi ser.