Es ridículo y hasta estúpido,
un sentir inapropiado al mundo,
malgastar el tiempo en sueños
que sólo alcanzan muy pocos.
Una gran cruzada sin sentido,
un camino de lo más ilógico
sólo apto para peregrinos
que no tengan ningún miedo
a tener el corazón siempre en vilo,
pelear cada acto como el primero,
recorrer la fina línea del abismo
o perder vida y alma en el intento.