30 de marzo de 2016

La Más Alta

Las palabras vienen y van,
incluso las mías,
solo prevalecen los hechos
a lo largo del tiempo,
las acciones llevadas a cabo,
las luchas emprendidas,
las experiencias sufridas,
para bien o para mal,
como inamovibles montañas
que decoran el paisaje,
pintan la silueta de la vida
entre grietas y barrancos,
grandes decepciones,
enormes caídas,
en pendientes sin fin
que prueban la voluntad
para un escueto instante
de auténtica y real felicidad
en la cumbre entre nubes
donde se besan los sueños
antes de volver a empezar
con la lucha constante
que implica siempre vivir.
Y aunque tras el punto
las palabras sean pasado
y no valgan para nada,
quiero que sepas
que en el paisaje de mí vida
eres la cumbre más alta,
la que observo con nostalgia,
la mejor experiencia,
para bien o para mal,
en la que de verdad fui feliz.