Haz que escuche el mundo,
no calles tú voz por nada, ni nadie,
no busques escudo en el silencio
es para cobardes.
No uses el tiempo como escusa,
ni labres barreras absurdas,
da libertad a la mente
de decir lo que realmente quiere.
Abre el pecho si es necesario,
no temas a los sentimientos,
habla con el corazón en la mano,
ya sean alegrías o sufrimientos.
Grita si sientes dolor o ira,
si tienes necesidad de llorar una herida,
desahoga el alma al viento,
desnúdala de dudas y miedos.
Y cuando sea turno de alegrías
pinta tú voz en el cielo,
la subrayas con la sonrisa
y dedicas un guiño a la vida.