El mundo está lleno de cantos de sirena
pero quedé atrapado en el tuyo,
sin mástil que contenga tal locura,
ni tapones de cera que pongan remedio
al deseo de zambullirme en la perdición
de entregar mí alma a cambio de nada,
de ahogar el corazón en la mar salada,
la mar donde acaban las lágrimas
de quien no consigue alcanzar el amor.