Unos
ojos extraños juzgan
mi paso,
un
rostro desconocido,
una tez
que jamás había visto,
una
silueta en la penumbra de un garito.
De seguridad
presumida entre labios,
con la
picardía escrita
en la mirada,
sin
perder el más mínimo detalle,
ni la
oportunidad de jugar.
Consigue
despertar mi curiosidad,
provocar
mi tentación,
con un
solo sorbo con pose a beso,
con su
vista fija, sin ocultar la intención.
Unos
cuantos metros de distancia
que se
esfuman entre nuestros cuerpos
como la
calada de un cigarro
que se
pierde entre los hilos del viento.
Hay
empiezan las palabras
entre
sonrisas y juegos de manos
con
final en sorbos de alcohol,
en el
embriagador sabor de tus labios.
Una
noche de magia improvisada
con una
mujer de tan sólo una
velada,
de las
que el aroma entre sabanas
es su único recuerdo en la mañana.