A veces te
olvido,
lo consigo
durante un
instante,
pagado en
sangre,
en cuerpo,
en alma.
Ahogando el
corazón
para
silenciar su voz
en sorbos
que no sacian
la sed que
habita mis labios,
la sed por
tus besos.
Dando
encierro a la mente
tras
cortinas de humo
para no
acudir al pasado,
ir en busca
del recuerdo
de tu mirada, tu sonrisa.
Pero sólo es un instante
de precio
excesivo,
un segundo
de olvido,
de silencio
sobre el lamento
de haberte
perdido.