No vengas
lisonjera,
no cargues
tus armas de mujer,
es en balde,
te basta la
red de tu mirada
para
doblegarme y verme caer,
añade una sonrisa
y desbocará mí corazón
en locura,
y si me
alcanzan tus caricias
estallará en
deseo mí piel,
aunque si es
mi alma lo que buscas
ya es tuya
pero por un
beso de tus labios
renuevo el
contrato,
te la
entrego
por las próximas cien vidas
y cien más como regalo.