Cómo olvidar
tus besos,
la caricia
de tus labios,
el roce
angelical,
la sed del
espíritu
del
manantial junto al cielo,
bajo los luceros de tu mirada.
Cómo olvidar el néctar
divino,
la sensación de tocar el paraíso,
la llama que
recorría el cuerpo,
encendía, provocaba el deseo,
erizaba la
piel en pasión,
detenía el tic tac del reloj,
volvía inexistente el mundo.
Cómo desterrar el Edén
de la áridas tierras de la memoria,
sepultar su
aroma en el olvido,
su flor bajo
arenas del tiempo,
enterrar tan
dulce fruto del recuerdo
que aún viaja por el paladar,
retiene el
sabor del amor,
todavía alimenta el corazón.