Dejad que sueñe con vos amada mía
aunque no merezca tal placer,
sea indigno de tan bella imagen
pero es traición de mis ojos
que retienen tu hermosura en el
iris
y en pacto con el corazón
te invocan cada noche en mi
mente.
Dejad que sueñe con vuestra
mirada,
con su cielo de luz divina
que armoniza con vuestra sonrisa,
con el brillo hipnótico de
alegría
que abandera los labios de miel,
la fuente del elixir del deseo,
el manantial del más dulce beso.
Dejad que recorra vuestro cuerpo
en el tierno secuestro del sueño,
que estalle el deseo del corazón
con tu compañía entre brumas,
con tu espejismo entre los brazos
para saciar la sed de mi alma
que te busca, te anhela, te ama.
