6 de mayo de 2016

La Vida Huida

Desde el claustro de mí alma
observo pasar la vida
a través de una angosta ventana,
a través del rabillo del ojo
que mira esquivo con nostalgia,
ve volar primaveras
con su jolgorio de colores,
su fiesta constante a azahar.
Arder veranos
a orillas del Guadalquivir
en brazos del Sol sevillano.
Caer al suelo otoños
tendiendo alfombras de pasado,
de historias sin retorno.
Ve llorar inviernos
que acompaña en silencio
con llanto oculto
disfrazado en el lamento del cielo.
Desde el claustro de mí alma,
el encierro de las palabras,
el abandono del dictado interior,
sólo observo,
malgasto sin ruido el tiempo
de la tenue luz de mí existencia
por no invocar tu recuerdo,
no recurrir a la flor marchita,
a la tinta que mana el corazón,
a la musa de mí vida.