Cómo no escribir a la celestial
mirada,
al brillo divino de tus ojos
cuando vuelve creyente al hombre.
Cómo negar líneas a tu sonrisa,
a la caricia en flor de tus
labios,
al dulce contorno de tu silueta,
a la dama pródiga en gracias.
Cómo no buscar mi pluma tu
belleza
si mana ríos en tinta de pura
lírica,
si desborda la mente en
imaginación
con su abrazo de inspiradora luz,
si acelera el latido del corazón
y se adueña de la voz del alma,
si por ella cobran sentido las
palabras.
Cómo no homenajear tu hermosura,
poner a su servicio mi literatura
aunque sea vulgar ante tanta
elegancia,
aunque no den la talla mis
letras,
aunque merezcas un verdadero
poeta
no la torpeza de una poesía
imperfecta,
no un corazón... Prendado de
amor.