22 de mayo de 2017

Ruidito

El día a día parece un juicio
donde vale más la opinión que la sonrisa,
que el latido en honesto bajo el cielo,
con la rendición siempre en boca,
como sana recomendación,
de quién se conforma en vergüenza
o quién quiere el primer premio
por el abandono de la sana competencia,
cuando vence la duda a la fe,
a la alegría que palpita en el corazón.
Pero yo, me hago bien el sordo
frente a los caprichos del mundo
en saltos al vacío que no van conmigo,
ya que voy con la locura de la mano
y las verdades del alma por bandera,
gusten o no
a los ojos de compañeros y hermanos,
a la razón y sus reglas.
Porque a fin de cuentas todo vale
entre camino y pausas,
y hay un universo por descubrir e inventar
en imaginación o huellas
sobre el lienzo del mar de imposibles
con la mirada libre sobre el horizonte
y la voz desatada del silencio al viento,
al son del ruidito en vida del pecho.