28 de mayo de 2017

El Momento

No voy a negar nunca más
el latido del pecho,
aunque pueda estar pasado de moda,
en el ir y venir del calendario,
pero solamente haré mi parte
sin esperar nada de nadie.
Porque Amar no es estar convencido
y merezco algo más que un cliché
o alguna escusa de las baratas,
para apostar el corazón a una pareja
en vez de esperar la apuesta segura
de un póker o una escalera.
Y entre obligaciones y derechos,
del lado que me toca,
está tener un momento
para mí,
para pensar que te quiero, te amo,
sin el pudor del antiguo silencio
ni temor a los ojos del cielo,
aún bese a través de tinta en palabra
y no a susurros al oído desde el cuello
o si no me dejas, a metro y medio.
Con la distancia por culpable
y el miedo en fuga hacia el olvido
sin más tiempo para ti en su reloj,
dando libertad a la voz bajo la piel,
al latido en flor perenne
que habita mi corazón y mente.
Pero con cuidado
de no morder mi lengua en prisas
y perder en el camino la sonrisa,
demostrando más hambre que fe
en una verdad que no está escrita,
en un resultado sin decidir
por azar, fantasmas o destinos.