Imagino voces perdidas en el silencio,
que surcan el viento
sin alcanzar jamás el final del aire
entre cielo abierto o algodón en nubes,
conocidas o nuevas al tímpano,
con idioma o imposibles de descifrar.
Pero me detiene, en mi oído,
el susurro de un recuerdo a lo lejos
sin necesidad de volver la mente atrás,
donde me decías te quiero
para sonrisa de mis labios y corazón,
ayer, y hoy también,
porque aún eres el mejor latido en mí
y no tengo nada que perder
si no niego alegrías de paseo bajo el Sol.
Aunque tu respuesta no me convenza,
que a estas alturas no es ningún dilema
para que haya eco en el pecho,
para caminar con la cabeza alta
los filos en acantilado,
las orillas del tsunami
o la fogata en la cumbre del volcán...
porque el dolor en lágrima de antaño
nunca fue por la oportunidad de Amar.
