Las estrellas hablan
en luz sin descanso
como islas únicas,
excepciones solitarias,
Sol de mundos
de los hijos de Dios,
mientras susurran juntas
entre constelaciones
con alma y jarras,
con osas o fieras,
con vías por caminos
que giran sin dirección
en constante adiós.
Pero tú y yo
descendemos por hijos
con el cielo en bendición
y un apretón de manos
para recibir el universo
con blanco y negro
más su infinito color
por primo lejano,
tío segundo o tercero,
y si te pones
hasta por adoptado
de nuestro Dios Sol,
pues lo mismo da
que da lo mismo,
cuando abres los ojos
y sobre ti
observas el infinito
con todo escrito
y todo aún por escribir.
"La poesía no necesita adeptos, sino amantes" Federico garcía Lorca