Sé de fachadas
en cemento y ladrillo
con más de un ojo por ventana
y balcones para cantar al amor,
pero no entiendo de mentiras,
que nieguen al alma su sonrisa,
que oculten
entre mil y un grito en silencio
si no intentan proteger
la paz, el sueño, el corazón
y tú... No necesitas protección.
Aunque hay razones sin lógica
de caballero andante,
de castillos en el aire
que ni él entiende,
que marchita la flor y su risa,
y escudan cicatrices
en vez de nuevas heridas
entre locuras sin ton ni son.
Y prefiero ser dragón
a simple caballero del reino,
Princesa,
mordaz a diario
e invitar a tu príncipe azul
a cenar sin compromiso,
después
de dejar el celo en un cajón,
de cortar mis alas
y a cubos sin agua
apagar el fuego de mi garganta,
de mi piel,
para dar calma al mañana
y a la espada
sin juegos a la caza
con más sarcasmo que verdad,
con otro perdona en labios
por ser yo y jamás olvidar.
