Cuantas palabras son tabú
vestidas de imaginación
por qué dirán,
por no vaya a ser que piensen...
Y quedan en el tintero
sin besar jamás el papel,
sin ser líneas ni letras
en perjuicio del mundo y sus ojos
que siempre observa
desde el cielo, aún entre nubes,
como ave al vuelo
que no frena los días malos,
pero sólo hay que abrir la puerta
al sí, al no y al gris,
a la locura que vence la razón
y a la voz del alma y el corazón,
sin que preocupe,
sin pensar de más
en los motivos de la mente
para hilar en prosa o verso
y si quieres en canción
la idea que provoca una mirada
o un particular pensamiento,
que no casa
tiempo ni tampoco contexto,
pero sí la sonrisa de los labios,
aunque sea un instante
de esos que mueren eternos,
que no olvidan
y se crecen poco a poco
en beso de luz y caricia en lluvia
sobre la firma de un soñador
con un momento
siempre, aún falte, para el Sol.
