Dime adiós
y te contestaré hasta luego
por si te arrepientes
no tengas que pedir perdón
a quién está
sin estar nunca presente...
Que sé de mis defectos
más que aquellos
que miran y ven sin ojos...
Que te entiendo
aunque no rectifique el rumbo
ni la trayectoria
de ser quién quiero
y nunca ser... Quién esperan...
Otros...
Que no pienso disculparme
de amor propio
ni esperar sentado
la disculpa
que ni llega ni ya quiero
por más que tenga paciencia
y me sobre
para amarte dos vidas
sin que me des luz a cambio
ni para amar tu ego
pie o juego...
Que puedes decirme adiós
un centenar, mil veces
o un millón
que yo
siempre
te diré, Amor, hasta luego...
No todo es gracia y cariño
en el amor
pues
también sabe a despecho,
huele descolorido
y corta roto,
afilado, en deseos cristalinos,
en voces sin plegaria,
en desnudo frente al dolor...
Nunca trató de mi
y tampoco de ti...
Sólo trató siempre
de sentimientos,
de nosotros
en dos extremos
de un abrazo
sin truco ni trato...
Sin condiciones
ni imposibles...
Sin Tú estar primero
y yo
sentirme segundo...
Plato...
Puedo dar caricias,
puedo dar besos...
Puedo dar amor...
Aunque me faltas tú,
te necesito
con franqueza
siempre
para poderlo dar...
Para darlo de verdad...
Pelearme con tu ausencia
es una batalla caótica
en la que siempre acabo herido
con la falta de tacto de tus caricias
o el afilado vacío de tus besos...
Tal vez,
con más seguro que posible,
despiertes en mi
esa voz que habla de Tú,
Tú
y únicamente Tú,
contigo...
O, quizás,
jamás se haya dormido...
Pero ronronea en mi seso...
Al margen,
como siempre,
de su constante en mi corazón...
Si buscas fecha de caducidad
al Amor
el mío no la lleva impresa
porque lo provocaste Tú...
Entre lo que me ahorro y gano...
Entre que soñar es gratis
y contigo... Un valor incalculable...
Tengo tal fortuna
que al Tio Gilito o a los Rockefeller
los veo pobres...
Así que imagina
como me siento
si te acurruco entre mis brazos...
Tengo tu nombre en mis labios
y busca tu oído,
tus ojos
para improvisar guión
que dicte, frente a ti, mi corazón...
No sé
si creer o no
en la reencarnación,
pero tengo la sensación
de haber vivido dos vidas...
Una contigo, en la que te conocí,
en la que era tuyo...
Y otra sin ti...
Donde sueño... Contigo... Sin vivir...
Competir con el Sol
es lo tuyo
no lo mío
que yo pierdo
y Tú
frente a mis ojos
ganas de cien mil juegos
aunque des al Sol
ventaja de un millón
y te ates a la espalda
una mano...
He visto amoldar el mundo
y reír
a quién de la arcilla fabrica sueños
tanto como llorar
a quién el barro
se le deforma entre sus manos
en una competición absurda
frente al designio inquebrantable
del universo...
Y he estado en ambos bandos
antes
de conocer la línea del medio...
La frontera interminable
donde convergen la realidad
de los dedos
frente al quizás que grita la noche...
Con la vida entre orillas
con olor a río... Y bosque...
Con tacto a tierra o a piel del aire...
De mañana, de tarde, de noche
y más de una vez de madrugada,
de insomnio
contigo en ese pequeño espacio
que llaman pensamiento,
que se escapa a través de los ojos...
A la espera del alba,
a la espera del ocaso,
a la espera de la Luna,
a la espera de todo...
A la espera de ti...
Siempre...
Como si no estuvieras ausente,
como cuando quedábamos
y esperaba
que llegase el Sol entre tus labios...
Hay contenido
que rebosa los límites de su prisión
y escapa, y huye
fluido
como una caricia sin resistencia
que evade las lindes de sus cadenas
sin nudos a su aire
ni paredes de cristal a su beso...
Amor
es una palabra muy amplia,
una vasta extensión
de sensaciones y significado
y Tú
eres la terrateniente
que se adueñó del corazón
en mi vocabulario...
Las corazas pesan
y prefiero ir liviano,
aunque vaya a paso de caracol
por detrás de la tortuga
y no quede primero
ni segundo
ni tercero
y llegue a la meta
sin nadie que aguante la cinta
ni de fe
de que terminé la carrera...
Hay una parte de mi
que te espera...
Hay una parte de mi
que sueña
con nosotros...
Hay una parte de mi
que es tuya...
Y otra entre muchas,
entre tantas
que olvida,
que suma y resta
el resto de una vida
sin sentido...
Sin ti...
A veces, juego...
A veces, participo...
A veces, me entretengo...
A veces, soy yo...
Y, a veces, soy invento, cuento o sueño...
Pero me pierdo
si me contengo
y no disfruto el momento...
Si dejo escapar la interacción
con el cielo,
con la tierra,
con el mundo en directo
sin guión
sin escenario...
Improvisando la vida sin pensar de más
aunque tampoco de menos...
Me gustaría hablar contigo...
Sentarnos frente a frente
y desatar mi lengua
como desato mis palabras...
Aunque frente a tus ojos
no tenga nada que decir
que mi mirada no diga
con el corazón
propietario de cada palabra...
La metáfora
puede ser una realidad acentuada
o varias palabras encadenadas
por la ironía,
por el sarcasmo,
por la gracia indivisible
del contexto y la idea...
Pero la interpretación es libre
y no sucumbe
en exclusiva
frente la intención de su creador...
Hay quién me llama Caballero
y quién me llama Sin Corazón...
Y la diferencia reside
por más que suene a ego mi voz
en quién habló conmigo
y quién conversó con mi imaginación...
Aún recuerdo
la sensación en la piel
y bajo ella
que provocas en mi...
Aún recuerdo
las palabras al viento
que no se llevó
el huracán...
Aún recuerdo
las promesas rotas
que conservan
todas sus piezas...
Y parece que el olvido
tiene más excepciones
que tinos
cuando se trata de ti...
Existe un mundo hipócrita
que quiere,
adora,
reverencia la mentira...
De otros...
A cambio
de la realidad de sus verdades...
Forjando sueños a medias
con amores de un, solo, corazón...
O parejas
de dos menos uno...
Y no juego a mentir a nadie...
Ni busques mi participación
del mundo del engaño,
¡Qué me conozco!
Y solamente me miento yo
si sabiendo quien soy
hago justo lo contrario...
Aunque me odies...
Aunque jamás
entiendas porque lo hago...
La verdad de mi corazón
no es de nadie...
No es tuya o de ella
ni tan siquiera mía...
Sabes quien eres
pero aún no te encuentras...
Y tu ubicación
a veces la tienes clara
y otras está fuera de cobertura...
Y no hablo de lugares
más bien de posturas...
Y no precisamente en la cama,
la ducha, el sofá o la cocina,
que son las divertidas...
Y te llamas veleta,
y repites experiencia
y curso en la vida,
y comienzas desde kilometro cero
como coche nuevo
con algún que otro viaje...
Y te buscas en un espejo
aunque te sabes fuera...
Mientras se escapa la vida
y huyes... De su mano...
La armadura la vendí
con espada y escudo
al peso como chatarra
y el caballo
se lo llevó la grúa
y aún
no he pagado la multa...
Así que no esperes
a ningún caballero salvador
en mi
llamando al timbre en tu rescate...
Estoy de baja del gremio...
La vida me enseño
que solo se ayuda
si socorres desde dentro...
Si dejo que te encuentres
más allá de un espejo
o de tu ubicación en el mundo...
Si te digo que puedes
con todo
y confío en la voluntad,
en la capacidad de crecer
contra viento y marea
que tiene tu alma
y siempre veo en tus ojos...
Aunque si necesitas auxilio
y no ningún rescate
me tienes a piel
con los puños listos
aunque me arresten
después,
como poco,
por hacer "simpa" en el taxi
para llegar a ti...
Para volver a ver tu sonrisa...
Si me lo propongo
lo consigo...
Y me da igual,
me resulta indiferente
que se apedille imposible...
Que nadie
lo haya logrado...
Que jamás y nunca
cojan su mano...
Pues si me lo propongo
lo consigo...
Aunque no sea a la primera,
aunque fracase una y otra vez...
Aunque sólo en sueños
mi empeño
saboree el fin
una eternidad antes
de conseguir
aquello que me propongo...
No escuches nada de nada...
No atiendas el quejido del mundo...
Sus gritos y aullidos...
Y para... Detente... Frena...
Un segundo... Un minuto...
Dos horas y medias...
Un fin de semana...
Un mes... O un año...
Oye tu voz, tu alma, tu corazón...
Sabes qué es noble...
En ti... En tu interior...
¡Qué busca!... ¡Pretende la felicidad!...
¡Cómo todos!...
Nada más...
Y quien diga lo contrario...
¡No sabe nada de ti!...
Sólo gano
si entrelazo tus dedos
y sonríes...
Sólo saboreo
la victoria
del tacto de tus besos...
Sólo triunfo
contigo
muy pegadita al pecho...
Y siempre,
siempre,
siempre pierdo sin ti...
Cuando no me miras
como siempre,
libre de tabú en tus ojos,
no sé si me escuece,
me escama
o me calza pies de plomo...
Pero qué más da
el resultado
si de entradas
no me miras
como siempre...
Libre de tabú en tus ojos...
El amor propio es una buena mano
que vence
contra parejas, tríos y escaleras...
Contra color, foul y pocker...
Aunque pierde contra el as de corazones
vaya suelto,
vaya suelta,
o no participe tan siquiera del juego...
Si coqueteas conmigo
tengo ganas de besarte,
aunque son las mismas
que si hace blanco tu sonrisa
en mi alma...
Así que hazme señas...
Un guiño...
Un susurro, pegadita, al oído...
O un pellizco
para distinguir realidad del sueño...
Pero hazme señas
si coqueteas conmigo
que tengo...
Tengo ganas de besarte...
Aunque sean las mismas
que malgasto siempre...
El arte, dicen, imita la vida...
Pero la vida,
a veces, es quien imita al arte...
Así que ¿vive el arte?
Porque independiente de existencias
late
y tiene cuerpo,
dueño de su propio universo...
Nazca de la fantasía
o emborrone la realidad...
Pero ¿vive el arte sin unos ojos?
Que la vida florece
al margen
de ser vista o sentida por nadie
en forma de amebas
autosuficiencientes...
Pero el arte se desvanece
si no se conserva contra el olvido
si no se acaricia hereditario...
Así que ¿vive el arte?
Al margen, de cuando imita la vida...
Aunque vista otras ropas...
Aunque calce otros pies...
No apuestes a la ruleta
si te pintan el negro de rojo
y el riesgo
lo paga la banca por verte los ojos...
Pero pide carta, ve de farol
y limpia al aprendiz
con tu sonrisa pícara de gano con todo
aun cuando vas...
Con Oscar a la mejor actuación...
Y juega la moneda para el barquero
en las tragaperras
haz línea
y paga billete al paraíso en primera...
Y no mires atrás...
Ignora los bolsillos vacíos,
los rostros del perdedor...
Que la suerte es para quién arriesga...
Para ganar...
No
para quien no tiene nada que perder...
Me vendo al completo
que a cachitos me pierdo
y no soy yo ni yo mismo...
Y tengo defectos
y silencios...
Y días raros,
y miradas perdidas,
y rostros en ayer...
Y tengo infiernos en el Edén,
y glaciares en el desierto...
Y bosques de margaritas
y jardines de azahar...
Y tormentas de nubes grises,
y claros de Sol,
y besos a la Luna,
y noches entre perlas...
Y maremotos, y sequías,
y diluvios de rabia y lodo...
Y me vendo al completo
que el engaño
es de pies cortos
y carrera sin fondo
frente al mundo y sus ojos...
No quiero ser ningún héroe
que eso es para otros
y aunque pudiera
no tengo el cuerpo para heroicidades
así que deja, deja...
Búscate la vida...
Que a ti
no hay torre, dragón o mal de ojo
que te retenga
y a mi la armadura me hace tripa
y cabalgar me da fatiga...
Así que tira... Búscate la vida...
Que los dos sabemos,
y a mi alma tranquiliza,
no necesitas
ese tipo de auxilio en tu vida...
Aunque cuenta conmigo
si la ayuda que buscas
es para liberar la sonrisa...
O la risa... Que cómico soy a ratos...
Hazme temblar
con epicentro en tu sonrisa...
Hazme débil
fuera de la armadura de tus brazos...
Hazme insignificante
sin ti...
Qué lo seré todo.
La risa, la lágrima, la limosna,
la nostalgia, el silencio, el sueño,
la cobardía, el sufrimiento,
la ironía, la metáfora, el eco,
el errante, el ausente, el muerto...
El caballero, oscuro, del cuento...
El loco entre gigantes que ve molinos...
El aspirante, al cielo, que vive el limbo...
El despistado,
el soñador,
el náufrago en tierra firme...
El bandido entre nubes...
Pero no olvides
que, también, soy
otro tiempo
con todo su peso en arena,
otras calles
de adoquines y tropiezos,
otros mares
con poca agua y mucho salero...
Otros ojos,
otros besos...
Otros jardines... Otras voces...
Y, al margen, de quien me hagan ser...
Sentimientos... Bajo la piel...
Tengo
un montón de frases sueltas
que casan con tus besos
aunque hilen con el silencio...
¿Me acuerdo o me lo recuerdas?
Es algo que no tengo claro...
Porque sé que lo sé...
Pero no llega el día que pueda demostrar
que a parte de echarte cuenta
te tengo vacunada contra cualquier olvido...
Y me gustaría decir que no,
que no me enamoras cada vez que te veo...
Qué me acuerdo...
Aunque, que quieres que diga, también...
Me lo recuerdas...
Y así, desde el principio...
Cada vez que pregunto
¿Por qué me enamoraste?
Recuerdo
que me enamoré
pues no había otra posible respuesta
a conocerte...
No me puedo transformar
ni me pueden convertir
en quién ya soy...
Y hace tiempo que soy olvido,
que soy tumba sin lápida,
cenizas al viento,
un nombre pasado y perdido...
O me siento, así...
Un trozo de arcilla sin molde
sin forma,
ausente de caricias divinas...
Lejos... De tus dedos...
Y ya soy aquél que no fue,
quién quiso,
e inconsciente, a veces, quiere,
aquello que jamás tuvo...
Quién no pasa de suspiro
a la luz de unos ojos...
Quien tú... Me hiciste ser...
Según un ruiseñor
una gélida tarde de invierno herido...
A la distancia justa de decir adiós
donde se bifurca el camino
y versa la última voz el Amor...
Donde no espero ni me despido
enamorado y amigo
siendo, al completo, quién ya soy...
Ojalá importara
"mientras tú y yo estemos juntos..."
Pero separados,
queda demostrado,
también seguimos hacia delante...
Aunque cada uno a su manera...
Tú... De caminata por el cielo...
Y yo... Con los pies en la tierra
y la mirada puesta en las estrellas...
Para que no me decepciones
no te espero...
Y así
cada vez que te vea
los ojos se me llenen de sorpresa...
Podemos
dejar que se apaguen los rescoldos
y que el viento esparza sus cenizas
o echar más leña al fuego,
aunque sea verano
y no nos haga falta ninguna hoguera
para entonar nuestra piel al rojo...
Y podemos esperar al invierno,
encenderla de nuevo
en cualquier otro encuentro y lugar
cuando el frio azote nuestros cuerpos
con el roce de un abrazo
o las chispas de deseo de los ojos...
Que nosotros hacemos fuego,
no heredamos su magia de ningún rayo
ni lo tomamos prestado
de una antorcha errante o un meteoro...
Lo improvisamos
de la nada, desde el principio cada vez
con la fricción del alma,
con la caricia de un secreto sin labios
pero con voz en la mirada,
con una sonrisa sincera...
Con la descarga eléctrica de sensaciones
que nos brota, natural, por cada poro...
Hay muchos tipos de viajes.
De un día, de toda una vida.
De ida y vuelta.
De partida sin regreso.
De cambio, de mudanza...
Planeados, improvisados,
por azar o mano del destino...
Algunos
para un único pasajero,
con maleta de mano
más lo que quepa en los bolsillos...
Otros para parejas
y carretes de recuerdos
de esos que heredan los nietos...
Y los hay en grupo,
para viajar entre desconocidos
o en familia
de sangre o amigos...
Y cada cual tiene un paisaje,
un trayecto,
un medio por donde transcurre
el paso del caminante...
Del viajero...
Hay claveles, rosas y margaritas...
Violetas, azuzenas, jazmín,
amapolas, tulipanes, lirios, lotos...
Todo un jardín...
Un abanico de colores sin fin...
Y yo enamorado del azul, del cielo...
Tengo una colección de defectos
que ya no toco por no romper
su inmóvil presencia...
Aunque, a veces, me miran
desde su vitrina
engatusando mis ojos,
llamando mi atención...
Pidiendo paseo bajo la voz del Sol...
Y no puedo deshacerme de ellos,
no los recicla ningún contenedor,
pero puedo ignorarlos,
dejar su compañía a un lado,
tapar sus vistas con sábanas o trapos...
Y seguir fiel al defecto de mis labios,
que nunca ignoro
que sonríe
contigo... Aunque no estés aquí...
No sé cuál era la decisión correcta
aunque sí
que decisión tomé,
que decisión tomaría ahora, hoy,
y que mañana la de hoy quedará en ayer
y otra,
aunque sea la misma con más flecos,
vestirá de presente su voz...
Y me arrepiento de algunas y otras no...
Supongo que como todos...
Pero todas me hicieron ser...
Sin que el pasado se pueda reescribir...
Con solo el futuro por reinventar...
Y los arrepentimientos son antiguos
y recientes...
Y por los aciertos no luzco medallas
en justo equilibrio
con la ausencia de barrotes o cadenas
a mis pecados, errores y faltas...
O puede que la balanza esté rota
y la aguja me engañe por piedad...
Pues me gustaría tomar la decisión
correcta
si estoy en paz
si es que la hay
si aún queda tiempo, y algo por decidir
¡Qué me acerque a ti!...
Si quisiera decirte lo nunca dicho,
necesitaría mil vidas como mínimo
para saber todo aquello que se dijo
por amor...
Aunque más fácil sería descartar
todo los diccionarios
e inventar uno nuevo
para decir seguramente lo mismo
y que suene, traducido, igual a todo
con tu nombre
en mis labios
como única y exclusiva distinción
frente lo que dictó otro corazón...
Pues eres
la incógnita que resuelve mi ecuación,
la clave que desencripta mis mensajes,
el código, el cero y el uno,
la ausencia y compañía, con que escribo...
El lenguaje tras mis líneas...
La diferencia... Tú...
Y aún no encuentro
la voz que te haga justicia
entre todo lo que ya se dijo por amor...
Y aquello que aún quede por decir
con sabor a... Te amo...
Tuve suerte de topar contigo,
de compartir un mundo entre nosotros...
Tuve suerte de ser en tus ojos,
de verme con ellos,
y sueño, que tú de verte en los míos,
de ser mi mirada
aunque solo quede en eso, un sueño
que mi sencillez no me deja creérmelo,
aunque a ti te crea...
De dar el paraíso en un beso...
De entregar el universo... En un guiño...
Si lo sientes, creelo
como hago yo cuando lo siento,
porque algo de realidad tendrá
si hace eco en el pecho...
Y todo lo que se siente con las vísceras
te lo ofrece el universo,
te lo acerca, a la caricia de los dedos...
Si lo sientes con la verdad del alma...
Si sientes, tú verdad, como única salida...
Como resultado que quieres en tu vida...
Universo, no me das lo que pido
por claro que deletree mi voluntad...
Y sin escuchar la voz de mi verdad
me das lo que sientes que necesito...
Así que gracias por ayudarme a mejorar...
Hay días que hago demasiado ruido
para los guijarros que acarreo dentro
como un crío con sonajero
que en su gracia acarrea dolor de cabeza
desafinando,
improvisando
en su particular juego frente al mundo...
Como un patoso instrumentista
que para colmo toca un mal día
y da un nuevo sentido al escándalo...
Como una cacerolada multitudinaria
de un solo invitado...
Aunque son susurros, intensificados
por el abrazo del silencio,
por la repetición que hace el eco...
Deformados por el tacto de las grietas
y el vaivén del viento...
Incluso para el oído hermano de la voz...
Y escucho el ruido, el escándalo,
y oigo su cantinela
como un discurso roto o barajado de ayer
que brotó del fondo de un cajón,
de un entierro en polvo,
de las cenizas de rezos al olvido
con poco de oración y mucho de cerillo...
Y es mi voz, mi ruido, mi escándalo,
aunque ya no sepa que dice,
que intenciones guarda tal marimorena
ni con el oído de mi corazón
ni con la lectura de mi alma...
No vivo contra corriente
por lucir sonrisa contra la tristeza...
Es fácil... No tiene nada de sobrehumano...
Aunque hay días que se resiste
la mueca negativa de los labios...
Y se acomoda,
y las flores no desatan sus aromas,
y el Sol no calienta en sus caricias,
y la alegría pasada no rescata
del vértigo frente a un mañana
que descubrir, aún, con la mirada...
Pero sonrío, sí o sí, aunque sea a ratos
porque el destino no me quita el sueño,
ese pequeño reservado,
que tengo contigo, siempre, a mi lado...
Donde es fácil ir contra corriente
sin corriente, viento o vereda que seguir,
al margen del mundo,
y sonreír como quien recibe un regalo,
aunque solo sea un rato,
antes de volver a sentir el arroyo en la piel...
Hay días que tengo nostalgia de ti,
que me acuerdo...
Con ese sabor peculiar a triste
adornado con virutillas alegres
que recorre el paladar de arriba a abajo...
Y se disfraza de antigua caricia
que viaja silenciosa sobre la piel.
Y toma el cuerpo del beso añejo
que ensayó escena abrazado en sueños.
O se viste con la nitidez del recuerdo,
de tantos, el primero que aparezca
burlando al olvido a la puesta de sol...
Con la voz de aquella conversación
de tarde, vespertina...
Con el sonido de las risas improvisadas
de cosquillas al mundo...
Con la mirada juvenil de dos inocentes
frente al camino de la vida...
Y llega la noche... Y suma el pasado...
Y recorta el mañana...
Y la nostalgia se aleja otro día...
Con ese peculiar sabor suyo
adornado con muchas felices virutillas...
No espero... Aunque me dejo sorprender
por lo que la vida me haya reservado
que no tengo reparos. He acabado
por aceptar lo que me quiera traer...
Y seguiré en pie aunque me vuelva a caer,
que a todo terminas acostumbrado
y a levantarme, mucho, he mejorado
a fuerza de los tropiezos de ayer...
En la cuerda floja de ancha avenida
que es el mundo, repleto de sentidos,
de rumbos, de miradas al pasar...
Y me dejo sorprender... El latido...
La sonrisa... Las ganas de besar...
Con el alma puesta en sentir... La vida.
Tengo un observatorio para estrellas
que rebosa de sueños mi mirada
cada noche que la Luna es alada
y trae a mi voz el nombre en plata de Ella...
De ti... Si estás ahí... Mi Dama bella...
Mi Dulcinea... Mi locura enraizada...
Semilla de la rosa enamorada
que luce mi corazón... Tú... Mi estrella...
Mi guía... Mi mapa... Mi viento... Mi rumbo...
La luz en mis ojos... La voz en mi...
El secreto sueño viejo y desnudo...
Y observo, y miro, y veo siempre sin ti
pero contigo en mis ojos morunos,
pues Tú eres el Deseo ¡Con quién sucumbo!
He visto maremotos de desengaño,
tornados soplados por la decepción,
terremotos con epicentro en el dolor...
Y al arcoiris en medio de la tormenta,
la belleza intermitente en la ira del rayo,
la dulce caricia en las lágrimas del cielo...
El amor... En la ferocidad de la vida...
Aún no conozco la respuesta a ¿y si
hubiera estado? o al tal vez ¿si hubiera hecho?
Y no espero hallarla en mi último lecho
cuando expire la dulce vida en mí.
Pues son otros caminos junto a ti.
Otros viajes paralelos del pecho.
Un sinfín dimensional muy desecho
en posibles que no vi ni sentí.
Fuera del alcance del corazón,
aunque mi mente los ronde amoroso
con voz inédita que conjetura...
Y aproxima a mis senderos celoso
de perder lo que no fue flor futura
con la pluma a color de la ilusión.
¡Qué sí! Me tomo licencias de pluma.
A veces hago la rima a mi modo
y no miden siempre los mismos codos
el verso aunque se acerque algo la suma.
Y copio el cuerpo, el dibujo de espuma,
la silueta en cuatro estrofas; y apodo
soneto el producto, sin ser del todo,
y sin (la) vergüenza, que me consuma.
Pues me gusta como valiente entona
el sueño, las historias y los cuentos...
Con su voz añeja y su gran estar.
Y le doy forma con mis sentimientos,
y él, amigo, se deja reinventar
con algo aquí y allá que, noble, perdona.
Con las nanas de seda de tus dedos
entre los entresijos de mi piel
como brisa fresca que no se ve
he soñado dormido, y despierto.
Y he sentido realidad en mi cuerpo
dejando a mi enano corazón creer.
¡Qué esperanza es sinónimo de fe
y con esperar no tiene parentesco!
Y eso tengo, fe, una hermosa esperanza
sin tiempo para mirar el reloj
ni para añorar viejos calendarios...
Con la vista puesta en el nuevo Sol.
Con la honesta sonrisa creyente a diario.
Contigo, mi Amor, aferrada a mi alma.
Enamorado camino desnudo
bajo los ojos del Sol y la Luna
con el alma en una canción de cuna
que brota de esos dulces labios tuyos.
Y sonrío, y a la luz de tu nombre acudo,
y al sueño que te llama y te dibuja
descalza al alcance de mis ternuras,
en un descanso precioso del mundo.
Lejos del silencio y la soledad,
en brazos de las aguas del onírico
con tu piel acariciando mi pecho...
Para despertar vivo, feliz, lírico
en pura armonía con el universo
con el Amor como única verdad...
¿Qué verdad ocultan las tradiciones
tras su herencia festeja y risueña?
¿Qué hay de cierto en voz de la primavera
y en el recital de sus oraciones?
¿Qué olvidamos o no aprendimos torpes,
ciegos de futuro, de la luz vieja
que vive en cenizas la madre tierra?
¿Qué oculta el pasado y con qué colores?
Porque todo a cambiado sus vestidos
y miramos con ojos de hoy el ayer
como un espectáculo sin edad...
Cuando es mucha distancia para ver
e idealizamos, necios, la verdad,
las pesadillas en leyendas y mitos...
Es la era de las cosas que no son
verdad pero que pesan como reales
en crisis de juicios inmateriales
que eluden las yemas del corazón.
Que no sienten el tacto del Amor
en espejismos que pintan cristales
de ventanas con vistas a los mares,
montes, cielos, desiertos... A color.
Y la imaginación juega un papel,
y el deseo siempre tiene que decir
algo o demasiado, sin Don Permiso.
Como susurro de propio sentir
que dicta con voz melodiosa al oído
la verdad que anhela vivir el ser...
Puedo perdonar, pero olvidar no.
Puedo sonreír o reír las cicatrices.
Y mirar al cielo desde mis raíces
con los ojos de un alma sin dolor.
Puedo estar alegre de corazón
y dejar atrás muchos inservibles
como las culpas que son invisibles
y no dejan buen sabor al amor...
Y puedo creer en un mejor mañana.
Y vestir inviernos de hojas perennes
que broten en futuras primaveras.
Para seguir soñador inconsciente
cada día y noche contigo a mi vera
aun nuestro abrazo solo sea palabras.
Hay bondad en el viento cuando sopla
tu nombre a mi oído desde el horizonte
y piedad honesta en voz de la noche
con su recital de Luna y de rosas...
Y respiro aire con tu dulce aroma,
y converso con las constelaciones
sin más palabra que el sentir de un hombre
que habita en mi pecho, y a veces llora...
Otras grita ruidoso al universo
poseído por el peor de los orgullos,
aunque, siempre, acabe arrepentido.
Porque la sonrisa delata que es puro
entre algún despunte inofensivo
el amor, por ti, que habita en mi pecho.
¿Cómo no estar feliz?
El mundo canta a todas horas.
Durante el alba, el día, el ocaso
y en brazos de las estrellas.
Y cada estación tiene su melodía,
su sabor, su aroma,
y suena distinta
la luz del verano a la de otoño,
la brizna en invierno o primavera.
Como la voz del ave enamorado
a su fiesta matutina.
El aullido con tonalidad de plata
al ladrido silbado de la soledad.
La flauta del viento
a la orquesta sinfónica del mar...
Y todo vibra repleto de música
en sentimientos dispersos
que incluso tristes son alegres
con su inexplicable magia,
en semillas sin tiempo,
en cápsulas de eterna felicidad...
¿Cuándo el amor no me haga llorar
te habré dejado de amar...
O será el principio del amor de verdad
con todo, con nada?
La lección que más veces repetí,
y siempre suspendía con una lágrima,
la aprendí sin querer
por culpa del tiempo y su constancia
pues jamás quise vivir un instante sin ti...
Tengo la imaginación despierta,
tengo la piel despierta
y tengo tu nombre
despierto en mis labios...
Y si despiertan juntos
desayunan todos a la misma mesa...
Me confié
y creí
haber ganado antes de empezar.
Como si estar presente
fuera sinónimo de victoria
y jugar un simple formalismo.
Sin necesitar mano ni cartas
para merecer el podio...
Como si no tuviera que demostrar
que merezco ser la primera
elección,
como cualquiera, como todos...
Y sé hizo el alba,
y despertó la pesadilla...
Y no era yo ni mis ojos ni mi latido,
y era un préstamo de otra piel,
con mis actos poseídos,
prepotente, soberbio, creído...
Desde una mirada consentida...
Cuando años mueren en un gesto
y siempre estamos al principio,
cuando día a día es una apuesta,
una decisión
que nos une o nos deja a medias,
cuando no se gana en la vida
si el corazón no arriesga...
Hay quien demanda su media naranja.
La mitad que una y complete su todo.
Y quien busca quien comparta sus ojos,
sus miras, sus hábitos, sus palabras.
Hay quien quiere ambos o no quiere nada.
Quien prefiere la sorpresa de un roto
a moldear el destino como antojo
para que cuadre el sueño y la mirada.
Porque la suerte está echada a ser uno
con uno mismo desde que nacemos
aun no sepamos quien somos nosotros.
Aun cambiemos de piel según el tiempo,
según el viento, la lluvia, los copos
del invierno que nos coge al desnudo.
Sabes de sobra que hacer,
sabes de sobra quién eres,
sabes de sobra qué quieres...
Y estás cansada de escusas,
de miedos y dudas...
De incógnitas con nombre...
Pero yo no dudo ni escuso
ni pretendo abrir
una puerta siempre abierta...
Para ti...
Porque no quiero que olvides
que la duda la sembraste tú,
que para mi era siempre
y siempre... es.
Entre tanto caos sin respuesta
lleno de sombras y falto de luces
la locura que nace
busca una explicación, un por qué
con su propia fe del brazo
y un juego de reglas incoherentes,
en especulaciones sin fundamento,
que dan cuerpo a un nuevo ser...
Al loco...
Y camina, o quizás vuela,
o, tal vez, viste cuerpo de ola...
Y vive enraizado, o como guijarro
de viaje desde el río a la mar,
o como aire
en la bruma o la cima de la nube...
De explicaciones extraterrestres,
amigo de la luz fantasmal,
compañero del muñeco de vudú,
amante del invisible y el silencio...
Son mis ojos
los que me sacan de mis casillas,
quienes ciegos, a su antojo velan
e ilusionan su iris entre espejismos...
Con lectura tambaleante de miras
en líneas entre jirones que vuelan,
recortes de nubes, arcoiris e hilos...
Del telar que compone la vida
con colores para el sueño, la quema,
el amor, el destierro y... El olvido...
Creo que no me crees.
O, tal vez, sí.
No lo sé.
Pero no te voy a preguntar.
No lo quiero saber
diga lo que diga
la curiosidad...
Digan lo que digan
mis ojos...
Porque yo me creo
del siempre
sus siete letras...
Porque las promesas
las hice... A mí...
Porque la mentira es coja
y una verdad tortuga
gana, tranquila,
cualquier carrera,
de calle...
Y el tiempo dirá.
Y mañana se verá,
veras
que me tienes que creer...
No estoy bueno de la cabeza
aunque eso no es algo nuevo
y puede
que de viejo, ya, aburra...
Que de usar la locura de escusa
sin que escuse nada
este gastada...
Pero estoy loco
aunque
solo lo entienda mi cordura...
Ella no nace ni muere
solo existe
y hay quien dice que viene de mañana
con fecha de ayer...
Aunque, también, quien en ella no cree
y la llama cuento,
o quien la considera inexplicables
teorías del tiempo...
Pero es real, como lo es la bola de fuego
que reina el cielo...
Donde no se respira...
Pues me topé con ella en forma
de idea,
en cuerpo de metáfora,
y vino con quien no sabía de ella,
para paradójicamente,
yo, a ellos,
por canal, que no confundir por maestro,
explicara sus enseñanzas...
A veces, soy una caricatura.
A ratos, una adivinanza.
En ocasiones, un nudo en la garganta.
Y si hay hueco entre turnos
según sople el viento
me disfrazo de mi mismo... Desnudo...
Si el poeta es angustia y sufrimiento
que no me llamen poeta,
que sufrir no sufro
y a la angustia encontré remedio
con la panacea de luz
que es a las sombras un buen recuerdo...
Me vendí al diablillo antes de llegar
al destino a la sombra del olivo
donde aguardaba mi auténtico amigo
de bolsa indiferente y el alma en paz.
Y acepté la mentira por verdad,
me hice reo cuando nunca lo había sido,
cuando era libre de cualquier delito,
falso mártir, sin dejarme salvar.
E hice el camino con cruz del calvario
bajo el peso agónico del silencio
con la carga extra de martillo y clavos.
Sin conecer de antemano el misterio
del corazón que muere atravesado
y resucita amoroso, aún, en su ánimo.
Déjame echarte de menos
con aires de tristeza.
Déjame notar tu ausencia,
el matiz y el aroma de la nostalgia...
Y no me hagas sonreír
cuando aparezcas entre recuerdos
que quiero estar triste
por no tenerte,
no feliz
de saber que el cielo existe...
Hay una ermita sin cruz llena de rezos.
Un santuario peregrino sin senda,
sin campanario ni luz de las velas,
dorados, salmos o sagrados textos.
Una ermita de paredes en verso
de frondoso verde vida y esperanza,
donde reposa en el altar el alma
de quien halla sus puertas y secreto.
Una ermita oculta para extraviados,
que lo mismo descansa en la orilla
que entre nubes a ras de la montaña.
Un templo sin cuerpo, una eterna ermita,
donde al orar se entrega la palabra
del corazón que reza enamorado.
El cielo es el cielo y la tierra, tierra.
El océano mar y el aire silencio.
Y el Sol y la Luna a ratos y en medio
directores y voz de la tormenta.
Y la nube es alada y el sueño vuela
entre la coreografía de sus besos
a merced de las caricias del viento
a lomos del cielo, a ojos de la tierra.
¡Sueño dulce! Hilando en plata, tu nombre,
con la chispa de mil lágrimas celestes,
con el trazo de una mano divina.
Sobre la mar de horizontes pendientes
donde canta la vida la sonrisa
que ilumina mi alma frente a la noche.
No me entregues un diploma por bueno,
no me des el título de noble
ni me hagas caballero
que prefiero que no me nombre tu voz
y ser el fantasma tras las cortinas,
el amante de tus noches,
el sueño en que desquitas el insomnio...
El secreto de la Luna y el silencio...
No me perteneces,
como no me pertenece el aire
que respiro...
Como no me pertenece el Sol
que me ilumina...
La lluvia y su mar de caricias...
Las estrellas, la Luna, el sueño,
la espuma de la orilla,
el copo, el pétalo, la espina...
Y no puedo hacerte mía
y sólo puedo hacerme tuyo...
Aunque no te pertenezca
como un susurro en el viento,
como quejido roto de la marea,
como chasquido del trueno...
Aunque sea libre...
Y tú, mi libertad...
Mientras sigamos luchando
no nos han vencido...
Mientras sigamos viendo futuro
queda tiempo en el bolsillo...
Mientras haya mañana
la noche será un dulce castigo...
Porque somos luz y sombras,
noche y día, Sol y Luna...
Sendas sobre el mar y el viento,
envueltos en la capa de la ola,
en el manto de la tormenta,
en velos celestes,
en túnicas decoradas en plata
bendecidas por las estrellas...
Y habrá a nuestros ojos
días oscuros y noches claras,
distancias y acantilados,
horizontes sin tierra,
bosques de ilusiones,
oceanos de arena,
retos y sueños...
Que superaremos
mientras sigamos luchando,
mientras
no nos demos por vencidos
ni perdamos el rumbo
del futuro...
No tengo ninguna obligación.
No tengo por qué.
Ni me siento en deuda...
No tengo motivos
ni ocultos ni a la vista
ni a la vuelta de la esquina.
Como tampoco intenciones
que se disfracen, se escondan
o te persigan...
Pero si tengo este sentimiento
en mi pecho,
en mi corazón con tu nombre
que pase el tiempo que pase
no deja de amarte...
Cuando no veo tu sonrisa
la sueño...
Cuando no veo tu mirada
la imagino...
Cuando no escucho tu voz
lo remedio...
Cuando no te encuentro hoy
te busco ayer...
Y no puedes escapar de mi,
y no puedo escapar de ti...
Me ahogue en un vaso
que siempre estaba seco.
Me deshice como un hielo
que pierde el norte y besa el verano.
Me perdí disfrazado de aguja
en una realidad de paja.
Me rompí en más de mil pedazos
y aprendí del alma que es desmontable,
como un puzzle
que si tropieza
hay que volver a montar de nuevo...
Y todo por un beso...
¿Qué tendrán tus besos?
Nunca escapé, nunca hui, nunca me fui...
Encontré una salida
que no deja el camino,
que no abandona los recuerdos
ni construye cementerios bajo el olvido...
Una salida que no divide,
que no deja mis pedacitos rotos
crucificados como mártires en el ayer...
Y me hice distinto bajo la misma sonrisa,
tras los mismos ojos...
Y me convertí en otro
sobre las enseñanzas del tiempo pasado
para ser libre del juicio eterno del cielo,
para perdonar... Y amar...
Para perdonarme... Y quererme...
Sin irme... Sin huir... Sin escapar de mi...
Sé quién eres
incluso cuando tú no lo sabes,
Amor,
y te amo
en las buenas y las malas...
Cuando sacas las espinas,
cuando vistes tu sonrisa,
cuando devoras mi corazón,
cuando energizas mi alma...
Porque sé quién eres, para mi,
aunque te disfraces
de dolor... Amor...
Si la nostalgia quiere ser triste
que no te lleve con ella.
Si la soledad quiere estar sola
que no te coja la mano.
Si el insomnio busca ser noche
que no despierte contigo.
Si el olvido busca olvidar algo
que no pierda su tiempo en ti...
Pues tú eres alegría, compañía,
luz
inolvidable...
Y los sueños sueñan a tu lado
sonrientes
porque lo tienen todo claro.
Y los recuerdos hieren felices
si se detienen en el calendario
bajo la cruz del pasado
que nos junta, nos une, nos ata
o te besa.
Y el desvelo es rezo y plegaria,
monólogos frente la Luna,
ecos despiertos del onírico,
tu nombre en el hilo
contento de mis labios
de conversación con la noche...
Y si la nostalgia pretende llorar,
la soledad mantener su silencio,
el insomnio pesar oscuro
y el olvido enterrar recuerdos
que no te llamen
para intentar sembrar su daño,
pues no eres herida que sangre
en mi universo,
eres fiesta y el mejor regalo...
Lo único que sé del futuro
es que empieza mañana
y a mi
siempre me coge ahora.
Y cuando estiro los dedos
e intento retirar el velo
no hallo tacto a sus brumas,
el borde de la cortina
que desnude a mis ojos
el cuerpo y la piel del destino.
Y el mañana... Nunca llega.
No sé si el amor
es simple o complicado,
fácil o difícil,
llano o encrespado...
No sé si es hacia arriba
o cuesta abajo.
Cálido o húmedo.
Si tiene curvas,
atajos,
o rectas al paraíso...
Si es un cúmulo de todo,
un cruce de mil caminos.
O cada uno tiene el suyo,
peculiar, único...
Pero sé que si es amor
y, en mi cuento,
tú estás cerca
eres su forma,
eres su cuerpo,
su luz, su aroma, su voz...
Y lejos
en cada sueño
que gobierna mis ojos
y dibuja mi corazón...
Si el olvido quiere echarte mano
se la corto
y le amputo la otra por si acaso...
Que no pudo en el pasado,
por ser tú inolvidable,
y en el presente no tiene opción
que, ahora, también tomo parte,
aunque contigo sea innecesario...
Sólo la enfermedad podría olvidarte...
Pues ya superé lo malo,
las lágrimas, la tristeza, el dolor,
la nostalgia, la melancolía,
la ira, la rabia, la frustración,
la pena...
El mal sabor de tu ausencia...
Los crueles pormenores del Amor...
Y sólo queda lo bueno, el elixir,
el latido feliz
que me obsequia con una sonrisa
cada vez que me acerco al cielo,
cada vez que me acuerdo de ti...
