21 de septiembre de 2019

Fuego

Podemos
dejar que se apaguen los rescoldos
y que el viento esparza sus cenizas
o echar más leña al fuego,
aunque sea verano
y no nos haga falta ninguna hoguera
para entonar nuestra piel al rojo...
Y podemos esperar al invierno,
encenderla de nuevo
en cualquier otro encuentro y lugar
cuando el frio azote nuestros cuerpos
con el roce de un abrazo
o las chispas de deseo de los ojos...
Que nosotros hacemos fuego,
no heredamos su magia de ningún rayo
ni lo tomamos prestado
de una antorcha errante o un meteoro...
Lo improvisamos
de la nada, desde el principio cada vez
con la fricción del alma,
con la caricia de un secreto sin labios
pero con voz en la mirada,
con una sonrisa sincera...
Con la descarga eléctrica de sensaciones
que nos brota, natural, por cada poro...