11 de septiembre de 2019

Ruido

Hay días que hago demasiado ruido
para los guijarros que acarreo dentro
como un crío con sonajero
que en su gracia acarrea dolor de cabeza
desafinando,
improvisando
en su particular juego frente al mundo...
Como un patoso instrumentista
que para colmo toca un mal día
y da un nuevo sentido al escándalo...
Como una cacerolada multitudinaria
de un solo invitado...
Aunque son susurros, intensificados
por el abrazo del silencio,
por la repetición que hace el eco...
Deformados por el tacto de las grietas
y el vaivén del viento...
Incluso para el oído hermano de la voz...
Y escucho el ruido, el escándalo,
y oigo su cantinela
como un discurso roto o barajado de ayer
que brotó del fondo de un cajón,
de un entierro en polvo,
de las cenizas de rezos al olvido
con poco de oración y mucho de cerillo...
Y es mi voz, mi ruido, mi escándalo,
aunque ya no sepa que dice,
que intenciones guarda tal marimorena
ni con el oído de mi corazón
ni con la lectura de mi alma...