3 de abril de 2016

Sólo

Ignorado,
abandonado en un grito,
en el aullido a la soledad
de un lobo herido,
al que nadie se aproxima
por miedo a los ladridos,
temor a los mordiscos.
Olvidado
tras un largo y mal recuerdo,
época de hiriente fuego
en que no me reconozco
y nadie me buscó,
aceptaron que era yo,
aunque sin corazón.
Sin ninguna ilusión,
al borde del precipicio,
a merced del viento,
a un soplo de caer
al fondo del abismo
del que no hay regreso,
no, no siendo el mismo.
Desamparado
en compañía del dolor,
de la ira y el rencor,
en brazos de la noche,
eterna y sin estrellas,
sin cabida a esperanzas,
sin alivios para el alma.
Solo
por no ser como el resto,
no pedir ayuda,
no aceptar consejo,
creerme rey siendo reo,
un extremista cabezota
que no supo poner freno.