La Luna
donde
comienzan los sueños
no se
alcanza,
no se besa,
no se
abraza,
la Luna se
acaricia con la vista
en los días, en las noches,
entre nubes,
en compañía de estrellas,
en la
distancia,
con un corazón sincero,
con
ilusiones insomnes,
con el alma,
con una
sonrisa de niño
a su brillo,
su sosiego, su calma.
La Luna no
se alcanza
pero siempre
te atrapa,
no quedas
indiferente
a sus hilos
de plata,
su contorno
atrayente,
su andar
celestial,
su aparición con luz natural,
su mágica singularidad,
su sonrisa
imposible de ignorar,
su preciosa
mirada.
La Luna,
la dama más amada.