2 de septiembre de 2017

Sin Punto

Hay dos tipos de casualidad,
una, dictada por azar,
y otra, que dicta irremediable
a manos de quién sabe
si destino, decisión o tropiezo.
O todo, en un cóctel
que bese al viento los labios
sin más alcohol
que una curiosa imaginación,
como la del gato con iniciativa.
Con siete vidas
y una extra por cada esfuerzo
para nunca morir en el intento
de mirar, de acariciar la Luna,
de abrazar el Sol
sin miedo ni temor a las caídas.
Ya anden sueltas las tejas,
el viento diga tormenta
o que tiren piedras
para silenciar el ronroneo
de felino con garganta de lobo,
aunque, humano de ojos.
Con sonrisa en la mirada
y latidos sin camisa de fuerza
en una cascada sin esperas
ni cadenas a ninguna palabra,
a la voz que palpita el alma
que no sabe de mala intención,
que sólo sabe de corazón.
Dentro del universo en sueño
del pensamiento y la piel,
de los deseos ocultos a ras,
que caben en cuatro líneas
sin necesidad de ningún punto.