9 de septiembre de 2017

Flor

Me sé
y tengo... Mucho que aprender.
Mientras, se beben mi sangre
sin más ritual
que sumar y sumar doblones
en un tesoro, nada precioso,
que nunca sacia ningún bolsillo.
Y puede,
al cien por cien o al uno por ciento,
que alcance metas o sueños,
que camine solo o como reo,
en compañía o decapitado,
atrapado entre realidad y ficción,
entre esfuerzo y obstáculo
de jugar en la razón a corazón.
Bajo el Sol, bajo la Luna,
a un paso del río que no es mar,
del océano sin orillas,
con noventa primaveras
por año... De una exclusiva flor.
De aroma a recuerdo y mañana
con toque a melancolía y alegría,
a funeral y fiesta,
más una gran pizca de paz.
En manos de un trovador
que hila versos sin hacer poesía,
que libera pensamientos
del alma
en papel, tinta y palabra
con la voz muda tras la sonrisa.