Te esperé... Ayer
en la barra de aquel bar,
donde nunca fui.
Pero salí de allí
sin decir siquiera adiós,
sin mirar el reloj
con la cuenta pagada
y la mirada
puesta en las estrellas y el Sol.
Con el corazón en paz
vestido de amor...
Gracias a ti,
que me enseñaste a sufrir
de querer
para no pensar jamás
en volver.
E hice tesoro
la enseñanza de tus ojos,
sin flaquear
en las nostalgias de Otoño,
en los silencios de Invierno
para ser otro y ser Yo
a pleno pulmón
sin escatimar en sueños
ni buscar piedad o perdón.
"La poesía no necesita adeptos, sino amantes" Federico garcía Lorca