A cal y canto
cerraré la puerta,
a tú salud sin brindis,
con un adiós sin palabras
para no volver,
para que no vuelvas.
Y llamarás mi atención
en labios ajenos
entre copas y risas
como nectar y veneno.
Para continuar jugando
conmigo
día a día sin escarmiento,
y perder.
En una partida sin fin,
en el camino de mis pies
que pasa junto a ti,
aunque no quiera
ver tus mil rostros por ahí.
Siempre frente a mi,
de fiesta sin vivir,
con la mala intención
de dejarme caer,
de no querer aceptar el no.
Tras una voz desconocida,
una situación sin buscar
y el qué más da
de la huída social
que aprueba mi perdición,
el lastre de mi ser
con normal convicción
por espirituosa religión.
"La poesía no necesita adeptos, sino amantes" Federico garcía Lorca