Tanto silencio atado en corto
que dice te amo
no se esconde por cobardía
entre mis labios y mis ojos,
pues rompe en el espontáneo
de una sonrisa, de un suspiro
sin miedo al Sol del cielo
o a la curiosidad desconocida
en brazos de alguna mirada
que cruce mis calles y pasos,
que acaricie la muda palabra
de un rostro ilusionado.
De una locura entre latidos
a realidades y sueños,
a verdades y mentiras
entre las raíces auténticas
que florecen desde el alma,
desde el interior a luz y lágrima
en el fértil del ser,
donde prevalece siempre la fe
que no renuncia a la vida
en saltos suicidas o negativas,
vengan de parte del destino
o a empujones del infierno
bajo el azote de los deseos.
Con las líneas bien definidas
y los vacíos por ecos en blanco,
por lienzos de la imaginación
para alguna historia o cuento,
para reescribir el tiempo
a antojo, a capricho, a nombre
de la ilusión sincera del pecho
que secuestra los paseos
y pensamientos bajo estrellas
a esperas siempre de la Luna,
de la Dama única
que sustenta la voz del corazón,
la tinta que habla del amor.
"La poesía no necesita adeptos, sino amantes" Federico garcía Lorca