12 de julio de 2017

Por Sentir

Hay calles de único sentido
que conducen sólo hacia delante
con el amanecer al frente,
que parecen una condena
sin escapatorias para la mirada,
sin salidas prestadas a la fuga
para el pensamiento constante
que reza siempre tras la piel
aferrado a la luz del alma.
Y arde, grita, parpadea y calla
al asombro que nace de dentro,
al diario sin falta en los ojos
de un brillo llamado enamorado
más propio que dado
y perseverante en sus latidos,
con el reloj de izquierda a derecha
para no ausentarse de la cita
que recita en el interior,
que tiene hora con el corazón.
Pero siempre caprichosa
entre el baile y el son de Sol a Sol
a juicio del variable cotidiano,
del instante que se filtra por pausa,
por paz y calma, silencio y palabra
a ratos libres entre destinos
con el horizonte más que definido,
sin ninguna línea en hilos fijos
para la imaginación en abierto,
para la voz que habla por sentir,
por besar, acariciar, vibrar y vivir.