16 de julio de 2017

Proscrito

Caminé el purgatorio en el mundo
para encontrar el equilibrio imposible
entre la luz y las sombras,
porque no puedes ser bueno y malo,
porque debes sacrificar y decidir.
Como proscrito frente a la multitud
sin insignia del infierno o el paraíso,
sin bando o frontera para el corazón
con toda posibilidad en tinta,
en imaginación y palabra
para dar voz al sí y el no
e hilar el filo entre la noche y el día.
En la rutina de una sonrisa,
en el susurro en caída de la lágrima
o al borde de los labios en silencio,
del grito espontáneo al cielo,
con las normas impuestas a locura
de todo y nada, de sueño y realidad.
Con todo hecho y sin empezar,
con la cima a los pies
y toda la montaña aún por escalar,
bajo una mirada exenta de freno
sin miedo al tropiezo o el agujero
en mil vidas de un solo reloj
a conversaciones en tres voces,
con ángel, demonio y luz del alma.