11 de julio de 2017

Éste De Aquí

Que me llamen necio o infantil,
estúpido o ilusionado
pero necesito amor en mí,
cada día de invierno o verano
sin motivos tras el Sol o el frío
para compartir un ratito
con el sentir a todo trapo.
Porque estamos de paso
y la vida no ofrece nada mejor
que los latidos por pasión,
aunque busquen una metáfora
de locura incomprensible
al filo de abismos y de nubes,
con las cimas por bares
de cócteles al sueño y el deseo.
Con el recuerdo vivo en botella,
con el beso al infarto por ron
y el fuego al fénix de un corazón
exento de olvido y reproche,
de cadenas o raíces en la tierra
para surcar cielo o estrellas
sin más razón
que algo de voluntad y ganas,
que un golpecito en el pecho
desde lo más profundo del alma
con el sí por voz al toc-toc.
Con todo aún por descubrir
a caricias, a miradas, al respirar
y todo por intentar y reinventar
en un infinito de posibilidades
sin más orden que el caos,
el incierto, el quien sabe
y el a mí que más me da
que hagan o decidan los demás,
porque éste de aquí, va a amar.