19 de abril de 2017

Vacías Y Mudas

El mundo está lleno de incomprendidos
cansados de estar sentados
que piden asiento a cada paso y huella,
para hacer el tramo cómodo
en la línea número uno de la rutina,
mientras espera el sueño en la esquina
entre metros y el infierno en kilómetros,
conmigo el primero de su lista
por espantapájaros falto de fe,
hasta que un día eché a andar en mí
con los ojos de la imaginación
quieto pero sincero sin jugar secretos.
Y de la A a la Z tengo ilusiones,
que pugnan entre ellas cada día
el tiempo cotidiano de una vida a medias,
con barro aún por recorrer y tragar
antes de dejar la cruz de ayer
para ver el mañana cada vez en el hoy,
sin poner freno ni trabas a la sonrisa,
propia o nacida de labios extraños,
y participar con los pies en el camino.
Estando y sin estar
en un mundo solitario de mil compañías
que a veces llena más la lejana Luna,
con el azul del cielo a su merced,
o la tinta en ríos de silencio sobre papel.
Pues el reloj gira siempre hacia delante
y las verdades no cogen vacaciones,
aunque si alguna calle vacía y muda
para descansar los oídos y la voz,
para encontrar esa laguna de calma
que refleje las estrellas y la Aurora,
antes de esforzar, más, alma y corazón.