La Felicidad es conocerse
en el interior auténtico,
en las verdades inamovibles
que han echado raíces
con pecados y caprichos
por testigos y compañeros.
Y me conozco, y sonrío,
contigo entre ellas,
en tu uniforme de latido
de falda y cuello descubierto
bajo el foco de la mirada
que nace en el iris del alma.
Y con la fantasía de la palabra
por arcilla de los sueños
para esculpir pensamientos,
para besar en caricias el cielo
detrás de dedos libres
de dar rienda suelta a su voz.
Pero la raíz principal
es tan simple como la vida
que sostiene verde y corteza,
que refleja el Sol y la Luna
en ríos, estanques o mares,
para alivio y calma de los ojos.
Porque aceptar estar vivo
es abrazar el tiempo
sin escatimar ni un momento
y menos aún la luz de los labios
sea cual sea el motivo
que mantenga activo el pecho.
