23 de abril de 2017

Apuesta

El llanto llama al cielo y su lluvia
para disimular
los ríos a la sal sobre el rostro,
mientras el Sol mira
desde su trono en la distancia
sin dar tregua a las sombras oscuras
que danzan su mirada
al borde de los labios sin palabras.
Y la vida viene y va, sin sentido,
hacia delante a pasos y brincos,
y hacia atrás
al olvidar donde vas o quieres ir,
sin más rumbo que viento y marea
o la masa que empuja egoísta
cuando estas perdido y en medio
de las vías, del tren sin frenos
que se orquesta por rutina
bajo la batuta del miedo y el tiempo
que silencia flautas, arpas y violín
que quieren silbar, vibrar, sentir
en un mundo libre de prejuicios
sin abandonos de sueños a dolor
entre ceros y noches al raso
que apuesta el latido del corazón.