7 de agosto de 2017

Tesoro

Abro los ojos cada día al despertar
y miro, y veo
el Sol en su recuadro de cielo,
el mundo a colorear en sueños,
con todo
tras el esfuerzo sincero del pecho.
Tras la voluntad que no compra
pero gana, gramos o toneladas,
sonrisas, y lágrimas,
a cada paso, a cada nueva mirada.
Libres a viento, a marea,
y, siempre, capeando la tormenta,
con las velas en busca de la brisa,
con la bandera ondeando paz.
Bajo la insignia de la locura
con el tesoro tras un cristal
a compartir, a entregar, a custodiar.
A ras de algún latido,
bajo la piel y su consentido
o tras el nombre que llama al Amor,
que pide, que quiere el corazón.