28 de agosto de 2017

A Cántaros

El gato muerde la lengua
y pasa un ángel, tras otro,
en un silencio de un segundo,
eterno y finito,
que sueña de todo un poco
con una pizca de sal,
con un terrón de azúcar
frente la marea de tus ojos,
frente al carmín de tus labios,
que despierta pasión,
que pone en marcha el ritmo
del desafinado corazón.
Pero, llueve el cielo estrellas,
a otro compás,
a cántaros desde Acuario,
con la imaginación resuelta
a regar el tiempo en vida,
a acariciar la nueva semilla,
del alma peregrina,
la flor de primavera e invierno​,
del corazón herido y sano,
o el árbol inquebrantable,
la mente en aprendizaje,
de raíz oculta e ideas al aire,
al viento y sus jirones en nube,
donde vale cada susurro,
cuenta cada suspiro
y tienen alas todos los latidos.