No diré no,
no diré sí
y mucho menos, tal vez,
porque aprendí que no sé
nada, más allá de mí,
del latido a piel en palabra
y mareas por luz del alma.
De los ojos para ver y mirar,
del oído que escucha
sin poner tilde a la verdad.
Pero imagino vidas,
sin cadenas ni realidad,
tras cada rostro y silencio,
con el pincel de la mente,
con nombre y apellidos,
oficio, sueño y porvenir.
Y todo por contar y decir,
por escribir entre fantasías,
por vestir en nueva historia
que acerque cielo en papel,
que en tinta calme el ser.
A nostalgias en solitario
o a risas entre almohadas,
a sueños sin amanecer
o a miradas frente la Luna.
