No tengo prisa ni pausa
ante la hora de la verdad,
ante la campanada de medianoche,
pues no calzo pies de cristal
ni iré en calabaza por carruaje.
Y espero
la noche rodeada de estrellas,
la Luna enamorada del cielo
a una libertad de los ojos,
a una caricia de la mirada.
Entre bocanadas de silencio
al dulce del pensamiento.
De la imaginación desatada.
Con el horizonte por moldear,
con el sueño a dos pasos y un pie
antes que bese el amanecer,
que la realidad haga Sol la piel.
"La poesía no necesita adeptos, sino amantes" Federico garcía Lorca