18 de junio de 2017

Sin Venda

Hay pequeñeces
más grandes que un universo,
como un te quiero
que roe los labios a silencios
o un basta
al látigo y al yugo de los años,
pero la voluntad nace del alma
y si quiere no tiene fronteras.
Aunque el resultado
es un número en una ruleta
de infinitas posibilidades
con el mundo en la partida
bajo las mismas reglas y azar
en nombre de sus peticiones.
Pero quien no apuesta no gana
o así reza el dicho,
que olvida no es suficiente
si no pagas toda la vida
los sueños de los latidos a piel.
Y por un beso estoy dispuesto
si son los labios correctos,
por no poner sin más tus siglas,
al riesgo, al juego o al veneno
de una sonrisa, de una lágrima,
que puede morir tinta y palabra,
gritar en voz muda interior
o sin venda ni deuda decir Amor.