25 de junio de 2017

Edén

Los enfados no van conmigo,
aunque vengan en forma de huracán
y no dejen papel
por revolotear al grito del viento.
Pero aún así,
no soy cordero listo para matadero
ni reo social que no vaya a protestar
frente al golpe que busque
las cosquillas o el alma.
Porque la justicia necesita ayuda
del puño, la palabra y la mirada
entre una humanidad sin pausa
que olvida demasiado rápido,
antes incluso de perdonar.
Para firmar la siguiente atrocidad
con las miradas en un descuido,
con las conciencias en paz
gracias a otros tras el índice,
tras la culpa, tras la falta
que consiente la burocracia,
que juega a no dejar marcha atrás.
A arreglar sin prevenir
en un mundo sostenible
las vacas flacas, los días sin pan
o el aire que respirar
de quien esté por venir,
del heredero no nato del Edén.