19 de junio de 2017

No Cede

Tengo ojos para ver
que me gusta y que no,
al igual que gusto y oído
o tacto y olfato,
pero sigo sin saber,
cuando eres antojo de todos,
por cual de ellos entraste,
como si estuvieras en el pecho
a la espera de encontrarte,
desde el primer alba
que cruzó mi iris despierto
entre el azote y la lágrima,
en forma de sueño y deseo,
en parte de un nuevo alma,
hasta la noche que sea eterna
sin parpadeos ni bostezos
a la caricia de luz de Luna.
Aún sea una idea prestada,
un cliché
de un latido de otro tiempo
que casa,
que explica
y da sentido
a la falta siempre presente,
al dolor en sonrisas,
a un interior contigo por Sol
sin heridas a la espina,
sin abrazo a la luz del Amor,
que brilla,
aún sin arena en el reloj,
mientras haya vida,
mientras no ceda el corazón.