No me hagas ojitos
y dime que quieres
al oído,
pegadita
contra la voz de mi latido,
que me rindo
sin condiciones ni vencidos
sin bandera blanca
desde la paz de mi trinchera
en vida, en guerra, en obra
con la pluma afilada
y tu diana fija
a dos palabras de mi retina.
Con las armas cargadas
para toda la vida
y el dedo listo en el gatillo
a disparos, a ráfagas
de besos,
de mil en mil y una caricia.
Que sabes
que me vences
con sólo salir a bailar
a orillas de los sueños rotos.
Que me ganas
cada mano sin truco
y sin ocultar el as de tus ojos.
A éste loco
de corazón enamorado,
a éste soldado en filas
bajo estandartes del Amor.
