8 de julio de 2018

Flechas A La Carta

No llevo armadura frente tus ojos
ni armas a tu guerra
y me da igual
ser el monigote al final del puñal,
la risa de dos por cuatro
en labios del universo
herido de corazón por el destino.
Porque tengo claro dos cosas,
te amo
y sigo vivo
sin huir de mi latido
en un campo de batalla sin bandos
donde todos pierden
a golpes de olvido,
desmembrados de recuerdos.
Y no descartaré el As de mi mano,
de mi pensamiento
por la victoria a otro palo
que aún no ha salido
ni mostrado su estandarte
sobre el tapiz de la vida.
Sobre los cruces y caminos
en contienda bajo bandera blanca
de miradas, de palabras,
en silbidos de flechas a la carta
de punta hueca
sin pelos ni silencios en la lengua.