12 de febrero de 2017

Tierra

Se escapan noches entre sábanas,
peleas de almohada
o compartir las sonrisas a café,
los minutos, las horas y los años,
el abrazo, la caricia y el beso,
pero nada ha cambiado
en las calles que recorre la Luna
y en los ojos que persiguen el cielo
con el mañana, el hoy y el ayer
siempre fiel en la mirada
sin que haya que temer
por no ser ave y vestir de montaña
sin más alas que una brisa
bajo un Sol de envidia
en una tierra de mitades en sueño
nacida del verde y el azul
con mar cálido y océano gélido,
río de vida, bosques y marismas,
cumbres nevadas y desierto de wester,
sin dejar atrás sus ciudades
que merecen mil líneas aparte
o su gente y su peculiar talante,
desde quien viste tradición en lágrima
al turista que quedó enamorado
de la suerte bajo mi pies
que es
y siempre será parte de mi ser.