No esperes de mi ningún regalo
salvo aceptes algún beso,
pero el obsequio será de tus labios
y jamás al contrario,
como el simple hecho de verte
o tu risa acompañando mi oído
que despierta siempre
un alboroto de niño entre mis latidos,
pero no esperes ningún regalo,
pues no quiero comprar un destino
y mucho menos a tu lado,
aunque es algo
que no funcionaría contigo,
pero tampoco
que me recuerdes por objetos
en una obligación absurda
que sea un castigo más de mi ego.
"La poesía no necesita adeptos, sino amantes" Federico garcía Lorca