Siento completamente vacío mi cuerpo, como si
no circulara sangre en mi interior, ni el oxígeno llegase a mis pulmones, me
siento hueco, sin un corazón latente, exento de sentimientos. Pero yo lo
decidí, hui de mis emociones, de mis anhelos, de mis sueños, escape por no
saber controlar el sufrimiento, y si, me arrepiento. Sin duda fue mi peor
elección, esconderme de mi, no luchar por lo que realmente me hacia feliz. Pero
cada vez que lo intentaba, hay estabas tu, rondabas mis pensamientos, monopolizabas
mis palabras, y yo, volvía a correr en busca de olvido, directo al primer bar
que encontrara en mi camino. Me arroje a otros brazos, sondeé otros labios,
jugué entre sabanas con alguna mujer, pero nada, cada vez que retomaba lo único
que me hacia sentir, hay estabas tu, sonriendo, y yo, volvía a enmudecer.
Justifique de mil maneras mi silencio, creí firmemente que era lo correcto.
Enmascare mi rostro tras una falsa sonrisa que no brotaba del alma, que no era
real, que no sirvió de mucho, pues hay cosas que no se pueden ocultar.
Ahora miró atrás, tanto tiempo vivido como un
muerto, tiempo perdido, no puedo más, tengo que dar salida a las palabras que
dicta mi otro yo, el que no tiene miedo de hablar, de abrir el corazón, de
sonreír con un viejo recuerdo aunque también le haga sufrir. Esa parte de mi a
la que durante tiempo hice guardar silencio, que tiene el valor de escribir,
aunque por el momento, sólo tenga palabras para ti.