Cuantas veces custodie aquel lugar, aquel
pequeño rincón, sólo en compañía de la ilusión de verte atravesar la ajada puerta
de madera y cristal, solo una vez más. Cuantas horas arrojadas al vacío,
destinadas a alimentar un profundo hueco que no dejaba de crecer en mi
interior. Cuantas miradas pérdidas evocando desde el recuerdo la silueta de tu
cuerpo caminando hacia mi, con tu rostro sonriente, tu mirada cautivadora.
Cuantas estaciones a través de esas ventanas pude contemplar, cuantas noches vi caer esperando verte aparecer... pero abandoné, cedí mi antiguo sitio para que lo ocupase, quien sabe, tal vez, otro corazón roto, una buena conversación entre amigos o alguna nueva pareja con motivos para brindar, no se, ni me importa, llegue a la conclusión, que aquel lugar sin ti, no tenía nada que ofrecer, por lo menos para mí.
Cuantas estaciones a través de esas ventanas pude contemplar, cuantas noches vi caer esperando verte aparecer... pero abandoné, cedí mi antiguo sitio para que lo ocupase, quien sabe, tal vez, otro corazón roto, una buena conversación entre amigos o alguna nueva pareja con motivos para brindar, no se, ni me importa, llegue a la conclusión, que aquel lugar sin ti, no tenía nada que ofrecer, por lo menos para mí.